¿Los hace más interesantes, inquietantes, nos producen tristeza, nos fascinan las leyendas, hay algo de investigación, es pura curiosidad, o todo junto?
Nos basta con divisar a lo lejos un campanario, una torre o restos de una muralla, o un cementerio abandonado, una casa sin tejado y con los balcones sin suelo, para llegar hasta ellos con la intención de descubrir algo, una forma de vida, unas costumbres, una arquitectura, unas ruinas que fueron viviendas, una pila bautismal, malezas que ocultan caminos, puertas que permanecen semiabiertas, sillas al pie de calle con la pátina de los atardeceres que esperan silenciosas el regreso de sus dueños.
¿Que misterio encierran estos pueblos?
ROMANZADO. Municipio compuesto por los lugares de: Arboniés, Berroya Bigüézal, Domeño (capital), Iso, Murillo-Berroya, Napal, Orradre y Usún.
Muchos de ellos fueron abandonados en las décadas de los 60, 70, 80 del siglo pasado. Y no es un hecho aislado, gran parte de los pueblos deshabitados, no sólo en Navarra, sufrieron el éxodo de sus moradores.
¿Tuvieron algo que ver los Planes de Desarrollo Económico y Social de los años 1964 hasta 1975, conocido como Desarrollismo?. Quizá. Ya que entre "1961 y 1973 la situación favorable en el mundo llevó a que crecieran rápidamente la industria y los servicios en España. Las inversiones extranjeras llegaron atraídas por los costes laborales reducidos. El desarrollo y la emigración masiva, acabó con el paro. Se desencadenó un éxodo, desde las zonas rurales hacia las zonas industriales y a otros países de Europa: Francia, Alemania, Suiza, Bélgica . Esto unido al rendimiento en las explotaciones agrícolas y ganaderas supusieron el empobrecimiento por desertización de las zonas rurales sin presencia industrial o turística."
Pero por una u otra circunstancia, hay lugares, a día de hoy, que han quedado en el olvido. Y si nadie lo remedia, dentro de unos cuanto años más, el nombre de muchos de ellos quedarán únicamente en los archivos Municipales. Y cuando hablamos de los pueblos, hablamos de sus gentes, del patrimonio artístico, de su arquitectura, de sus costumbres, de sus cosechas, de la ganadería, en una palabra, de su Historia.
Comenzamos nuestro recorrido por el Señorío de Beroiz en Izagaondoa. Situado al pie de las suaves laderas del Gongolatz, justo después de pasar la localidad de Iriso, en dirección a Lumbier, se encuentran los restos de este pequeño Señorío divisables desde la carretera NA-2400. La primera referencia documental del lugar data del año 1142. Si bien, es a partir del siglo XIII cuando podemos acreditar que estuviese habitado. Los edificios que quedan en pie son, por una parte la iglesia, bajo al advocación de San Martín, de factura tardo románica con una sencilla portada de acceso en el lado de la epístola. Este se realiza a através de un arco de medio punto, con una pequeña talla en la clave, posiblemente emblema del señorío.
Continuando por la misma carretera, a la altura del kilómetro 10, a la derecha, tomamos el desvío al despoblado de Urbicain. Al llegar lo primero que vemos es una explotación ganadera, avanzando entramos en la calle única que atraviesa el pueblo. El primer edificio a la derecha es la iglesia de San Esteban. La exuberante vegetación está devorando literalmente el edificio, lo que hace imposible ver todos los detalles.
La grieta del ábside, nos hace reflexionar sobre el futuro de la iglesia. El aspecto que muestra es de degradación progresiva. Al ser de propiedad privada es dificil actuar.
El origen del señorío de Celigüeta se remonta al año 1366 que contaba con un fuego. Aunque Celigüeta aparece documentado en la primera mitad del siglo X, como señorío nobiliario, cuyo titular Iñigo López, contrajo matrimonio con Velasquita, hija de Galindo Aznar II, conde de Aragón
A comienzos del siglo XV, pertenecía al tesorero García López de Roncesvalles, el cual lo enajenó(1415) a Miguel Laceilla, y a finales de la misma centuria (1488) era propiedad de Tristán de Ezpeleta. Los vecinos cedieron (año 1317) el patronato de su iglesia de San Pedro a Santa María de Roncesvalles. En 1802, era su señor el conde Fuerteventura, dueño también del palacio cabo de armería. Con todo, su forma de gobierno era semejante a la de los demás valles: lo gobernaban el diputado del valle y un regidor elegido por los vecinos. Lo más destacable, es por un lado la iglesia de San Pedro. Nombre que damos por válido aunque en otros lugares aparece como Nuestra Señora del Sagrario. Con reformas posteriores en el siglo XVII, conserva elementos medievales. Al parecer fue construída por los canteros Joanes de Ayerra y Martín de Sagartia. Guardaba en su interior una talla románica de Santa María correspondiente a finales del siglo XII.
El otro edificio representativo del señorío, es la torre medieval, que fecha su origen en el siglo XIII.
Aunque sufrió importantes reformas en la cubierta en la década de los años sesenta, al ser sustituída la cubierta existente por una terraza plana y añadírsele en el borde, las almerías.
En 1415, la compró Miguel Laceilla, y a finales del XV era de los Ezpeleta. A comienzo del XIX el palacio y señorío pertenecen al conde de Fuerteventura.
Dejando atrás Celigüeta, nos dirigimos al cercano lugar de Guerguitiáin. Un poco más alta que el resto del poblado vemos la iglesia de San Martín, único testigo en pie de este despoblado cargado de historia.
El 17 de abril de 2007 la Asociación de Amigos del Románico presenta ante el Departamento de Educación del Gobierno de Navarra, una instancia para la declaración del edificio como Bien de Interés Cultural y como consecuencia la realización de los pertinentes trabajos de restauración para la conservación del edificio. Presentando la siguiente Memoria:
"El lugar de Guerguitiáin y su parroquia de San Martín, aparece relacionado en el siglo XII con el monasterio de Leire y en el XIII con el arcediano de tabla del Cabildo pamplonés. Su término que limita al sur con Vesolla. Las iglesias parroquiales de Vesolla, Guerguitiáin guardan similitudes junto con la de San Martín de Artaiz, bonitos ejemplos del románico rural.
La iglesia de San Martín es una reducida construcción de 15,6 x 4,70 mts de ancho, presenta nave de tres tramos irregulares y cabecera semicircular, de mayor profundidad que anchura. Sus muros son de un espesor considerable (entorno a los 1,20 mts), careciendo de contrafuertes exteriores. El sistema de sustentación de los arcos fajones muestra pilar y semicolumna adosada como en la de Vesolla.
El ábside se cubre mediante bóveda de horno y la nave con bóveda de cañon reforzada por arcos fajones. Esta última fruto de obra posterior.
La portada abierta en el tramo intermedio del muro de la epístola, es uno de los elementos de mayor interés de la construcción. Está formada por un amplio arco de medio punto que se abocina mediante tres arquivoltas molduradas por gruesos boceles angulares flanqueados por otros menores y nácelas, protegidas por guarda lluvias. Las jambas acogen similar molduración, que determina la presencia de capiteles de tamaño y labra plana que se asemeja a una única faja decorativa.
Su talla es muy rústica y popular, limitándose a ligeros relieves que esculpen un ave con la luna a los pies y una estrella a la altura de la cabeza, a la que mira. Volutas simulando rizomas de helechos ( el helecho, según los Padres de la Iglesia es el representante simbólico de la humildad en toda su amplitud y en el Medievo se apreció mucho debido a que se pensaba infinitas propiedades curativas). Otras figuras de origen vegetal, como una piña (símbolo de la eternidad). También una rueda solar y una estrella encima de tres hojas encerradas en un semicírculo, así como rostros humanos en los ángulos de las jambas interiores.
En los seis capiteles del interior acogen una decoración parecida a los de la portada: largos tallos que nacen del collarino y se avolutan en los ángulos y centros superiores; rostros humanos en los vértices superiores, asociados a volutas y hojas.
El capitel del primer tramo del lado de la epístola, enmarca entre largos rizomas de helechos la firma del maestro cantero "Petrus me fecit".
Del resto del pueblo se intuye lo que fueron las viviendas del entorno de la iglesia y otra un poco más apartada, al otro lado del camino."
En dirección a Indurain, llegando al primer barranco, tomaremos un camino que sale a la izquierda. Tras pasar varias cercas y carteles de coto privado de caza, llegamos a un alto cubierto de encinas y robles, al abrigo de las cumbres de Peña Izaga, que camuflan junto con la yedra, la semiderruida iglesia de San Pedro, perteneciente al caserio de Muguetajarra (denominado anteriormente como Mugueta). El edificio tiene derruida parte de la bóveda y el central de sus arcos fajones. Los otros dos restantes, están fisurados y ya no mantienen su forma inicial, unido a la carga que supone la yedra y el enraizamiento de esta entre los sillares de muros y contrafuertes hacen temer por el futuro cercano del conjunto.
La portada se abre en el lado de la epístola, y lo hace con un arco de medio punto, enmarcado por dos arquivoltas sin ninguna decoración, apoyadas en una pequeña cornisa.
La cabecera es plana y tiene cegada la ventana que daba luz a su interior. Existen otras dos ventanas con apertura al muro sur, tapadas por la vegetación. Su espadaña, bastante desplomada desafía por el momento las leyes de la gravedad.
A unos doscientos metros vemos los restos del caserío, formado por dos viviendas con las cubiertas hundidas y alguna que otra reducida a un montón de piedras. Ajenas a todas estas historias pastan hoy en día las vacas de una ganadería cercana. En 1056, parecen las primeras referencias del entonces llamado Mugueta. En 1960 aún contaba con seis vecinos y posteriormente aparece despoblado.
Llegamos al caserío por la pista que recorre por lo alto de la meseta donde se asienta el caserío Adansa. Lo primero que contemplamos es la iglesia de San Juan Bautista y el cementerio adosado a su cabecera, donde se pueden apreciar un par de lápidas que han sobrevivido a la profanación y al expolio, como lo demuestran alguna cruz que hay en el escarpe que cae hasta el río Salazar. La iglesia de pequeñas dimensiones, responde a las de su entorno.
Está compuesta de nave dividida en varios tramos por arcos fajones, que soportan una bóveda de cañón apuntado. La portada en el lado de la epístola es de factura sencilla. La torre se sitúa a los pies de la nave.
Posiblemente la perspectiva que se tiene desde la portada de la iglesia, sea la más bonita del caserío de Adansa.
El pueblo que se asienta sobre la meseta que hemos mencionado, está literalmente colgado al borde de los escarpes tallados por las aguas del río Salazar, recién salido de la Foz de Arbayun. Esta privilegiada situación sea posiblemente la ruina, ya que en cualquier momento las fisuras de las viviendas harán que caigan por él.
Llegando al alto del puerto de Iso (670 mt), vemos que con las recientes obras realizadas para desdoblar el antiguo y serpenteante trazado del puerto hacia el lado de Navascués, el despoblado de Iso está en primera fila.
http://izagaondoa.blogspot.com/2010/12/documentos.h
Gran Enciclopedia de Navarra. Izagaondoa y Romanzado
antzinako
Diccionario Madoz.
Excursiones por los despoblados de Navarra, autor:Juan Mari Feliu Dord.
Guía turística y de Servicios del Pirineo Navarro