martes, 22 de diciembre de 2009

San Juan de Gabás. Ribagorza aragonesa.


Esta aventura comienza en el verano de 2006, al leer una revista referente a Aragón, que contenía un reportaje sobre el románico en la comarca de la Ribagorza aragonesa.
En la portada del mismo aparecía una ermita semiderruida y de pequeñas dimensiones, rodeada de una vista espectacular de los Pirineos. Pues dicho y hecho, una vez que dimos con su nombre comenzamos a recabar información. No fue fácil ya que no hay mucha literatura sobre ella, pero una vez más nos salvó la página Web de Antonio García Omedes.
Con estos datos, en octubre de 2006 decidimos realizar algunas excursiones por la comarca de la Ribagorza y conocer la ermita. El dos de octubre, en una mañana fría y soleada llegamos a Gabás sobre las diez, después de atravesar el impresionante  Congosto de Ventamillo detrás de un camión, (aquél que lo conozca sabrá de qué hablamos). En Gabás preguntamos a una mujer por el lugar de la  ermita: Ésta nos señaló con el dedo, un punto casi inapreciable en las laderas del Cerro de San Juan, y nos dijo, que desconocía su estado ya que hacía muchos años que no subía, puesto que había sido sustituida por otra de reciente construcción y más cercana al pueblo.
Tras calzarnos las botas, tomamos la pista que llega hasta la ermita nueva. Pasamos junto a campos de labor, un pabellón de ganadería, y sobre todo por bosques de pinos que, humedecidos por el rocío mañanero, estaban rebosantes de setas de todos los colores. Una vez pasada la ermita nueva de San Juan, nos topamos con unos hitos tallados en madera, que indican "San Chuan" el Viejo, y que continúan ascendiendo hasta la misma pista. A unos 100 metros, tenemos a la derecha un cortafuego, por el que continuaremos. Pasamos junto a un refugio de cazadores y a la derecha, vemos la ermita. El lugar es sobrecojedor y más en días como éste. El bosquecillo de pinos está salpicado de setas y da cobijo a un grupo de urogallos que salen volando ante nuestra presencia, pero de repente se abre el bosque y una bonita vista del Pirineo enmarca la ermita situada en un pequeño risco, en una situación de vértigo.
Aunque la subida ha sido fuerte, debido a las pendientes, la vista ha merecido la pena.
La ermita es una sencilla construcción a la que le falta la techumbre de la nave, aunque sí mantiene la bóveda del ábside realizada en piedra de toba.
Las dimensiones aproximadas del interior de la nave son de 3,60  de largo por 2,85 mts. de ancho, el ábside tiene un radio interior de 1,35 mts. El ancho de los muros es de 0,75 mts.

( 2 de Octubre de 2006 )

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